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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado un estudio internacional analizando las secuencias genéticas de bacterias de muestras de heces de lince ibérico (Lynx pardinus) y comparándolas con las de otros animales y ha sido publicado en la revista "PLoS ONE". Así, se revela que el potencial genético de los microorganismos intestinales de este felino, que es un carnívoro que se alimenta casi en exclusiva de conejos de monte, le permite también alimentarse de manera efectiva de otras fuentes además de la carne, como restos vegetales encontrados en el interior de sus presas.
El investigador Manuel Ferrer, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC, explica que el trabajo evidencia el carácter único de las comunidades microbianas que habitan en el intestino del lince ibérico, en comparación con otros carnívoros, abre nuevas expectativas en los programas de alimentación en cautividad y reintroducción de esta especie. No se puede olvidar que el lince ibérico está considerado como el felino más amenazado del mundo, con una población de poco más de 300 ejemplares.
Al comparar las secuencias genéticas de la microbiota intestinal del lince ibérico con la de otros animales se vio que, aunque albergan bacterias similares, los perfiles genéticos son muy diferentes entre ellas y muestran una alta similitud entre microorganismos del género Anaeroplasma, patógenos que hasta el momento sólo se habían encontrado en rumiantes. así, existe una transmisión directa de bacterias, incluídos patógenos, entre depredador y presa.
A pesar de que es un carnívoro muy especializado, también presenta un perfil alimenticio muy típico de los herbívoros. Cuenta con genes que le permiten utilizar como fuente alimenticia tanto carne obtenida de la presa como los restos vegetales que esta contenga en su interior. Así, su capacidad genética intestinal es un híbrido entre carnívoro y herbívoro.
Esta pauta podría estar promovida por las características ambientales que afectan a la especie: la escasez de recursos alimenticios podría haber conducido a una rápida adaptación de la microbiota intestinal del lince ibérico que le permite extraer un mayor aporte energético de las presas y del material vegetal sin digerir que contienen.
María Alcaide, investigadora del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC, cree que este fenómeno debe ser estudiado en otros carnívoros, ya que los resultados abren la vía a nuevas investigaciones sobre las diferencias de composición bacteriana en diferentes especiales y al estudio de los mecanismos evolutivos de estas.
El estudio ha sido realizado dentro de un proyecto Consolider, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, y ha contado con la participación de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, el Ministerio del Medio Ambiente (MAGRAMA) y el proyecto europeo Life+Nature de conservación del lince.
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