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La Tierra de Francisco José es un archipiélago perteneciente a Rusia y que se encuentra en Océano Glacial Ártico. |
María Gavrilo, ornitóloga y bióloga rusa, acaba de regresar de una expedición de tres meses al archipiélago Tierra de Francisco José (situado en el Océano Glacial Ártico y perteneciente a Rusia) y afirma que han encontrado menos hielo; y, por tanto, más pájaros, plantas, hongos y mosquitos que antes. Además, el equipo se ha topado con ballenas nunca vistas en latitudes tan altas del planeta.
Gaviota de Sabine |
La expedición incluía a expertos en botánica, zoología y oceanografía y se llegó a la conclusión de que, debido a la reducción de la superficie de la capa de hielo y a que se derrite cada vez más temprano, las condiciones para la vida animal y vegetal son ahora más benignas en la región del mar de Barents.
Sin embargo, Gavrilo matiza que aún no se sabe si la presencia de fauna y flora desconocida en el Ártico para esas latitudes se debe al ya conocido calentamiento global temporal o a un cambio climático más duradero.
Págalo grande |
En concreto, esta bióloga se ha topado con hasta cuatro especies de aves inusuales para el archipiélago como son las gaviotas de Sabine, los págalos grandes o escúas, los patos marinos de cola larga y varios tipos de andarríos. Además de tres nuevas clases de mosquitos y ballenas. Estas ballenas suelen ser sureñas: las corrientes de agua caliente las dirigen hacia el norte y las ballenas simplemente siguen a los organismos de los que se alimentan. Aunque se debe reconocer que estos animales son un buen indicador, ya que se encuentran en la cumbre de la pirámide trófica.
Andarríos |
No cabe duda de que la reducción de la capa de hielo ártica durante los últimos 10-20 años es una anomalía. Algunos tipos de gaviotas y los osos polares son los que más sufren por el derretimiento de esta capa de hielo cada vez más prematura. En concreto, los osos polares son malos cazadores en tierra firme.
Aún así, esta zoóloga rusa es una firma creyente de la teoría cíclica del cambio climático y recuerda que algunos científicos ya pronosticaban un pronto enfriamiento del planeta al ver los procesos en marcha en el sol y afirma que ya hubo épocas más calientes que las de ahora y no se produjo ninguna catástrofe. Para ella, algunos creen que el clima está cambiando debido a la acción del hombre y que el daño es irreversible pero Gavrilo cree que la naturaleza sigue siendo más fuerte que el ser humano y que no estamos ante un calentamiento eterno.
Sin embargo, nunca antes se ha dado un proceso de calentamiento tan rápido como el que estamos sufriendo a día de hoy y muchas de las especies que más lo sufren no tienen tiempo para adaptarse a estas nuevas condiciones y, seguramente, muchas de ellas desaparecerán si esto sigue adelante.
Sin embargo, en la opinión de Gavrilo, la principal amenaza para la naturaleza es la agresiva ambición comercial del hombre y su deseo de acceder a territorios inhóspitos como el Ártico. Además advierte que el hielo cede, aparecen nuevas tierras y esto atrae al hombre y el peligro reside en el acceso del hombre a las plataformas continentales, las perforaciones en busca de petróleo y la pesca intensiva. También considera que, sin importar lo que digan, no hay medio seguro de extraer hidrocarburos, por lo que, hasta que no aparezca esa tecnología, habría que imponer una moratoria en todo el Ártico.
Gavrilo se muestra optimista, aunque no se hace ilusiones: el Ártico no es como la Antártida, que es propiedad de la comunidad internacional. La soberanía del Ártico de la disputan diferentes países, por lo que depende de la voluntad de los gobiernos. Por esa razón, se opone al acceso a la región de potencias que no son limítrofes con ella, como la India o China, que parecen estar últimamente muy interesados en la zona.
Como decían los científicos soviéticos, el Ártico y la Antártida son la cocina del clima de la Tierra, por lo que hay que proteger su riqueza natural pensando en las generaciones futuras y educar a las personas en la importancia de los valores ecológicos. Como parte de esa política divulgativa, Gavrilo está a favor del turismo ártico, consciente de que, debido al difícil acceso y a su alto coste, nunca llegará a ser masivo. Ella señala que en los últimos dos o tres años se han recibido cruceros con varios cientos de turistas que se quedaron durante dos semanas y que también es una forma de concienciar a la gente, aunque un 10% son expediciones de turismo extremo.
La expedición rusa al archipiélago, bajo bandera soviética y ahora rusa, desde hace menos de un siglo, ha permitido trazar un mapa más detallado del territorio, que ahora incluye casi 200 islas y alberga un peligroso basurero industrial con cientos de miles de toneladas de hidrocarburos abandonados tras la caída de la URSS en 1991.
Gavrilo también es subdirectora científica del parque nacional "El Ártico Ruso", creado en 2009 y que se extiende en una superficie de 1.4 millones de hectáreas cubiertas por hielo en un 85% y donde viven osos polares, ballenas de Groenlandia y narvales.
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