sábado, 24 de noviembre de 2012

La lentitud en la descripción de nuevas especies

Ejemplar de Tropidolaemus laticinctus


Tal y como señala un estudio publicado en la revista "Current Biology", de media las nuevas especies que son recogidas por los científicos tardan más de veinte años en ser descritas, tiempo que suelen pasar en estanterías de museos. Los científicos han denominado a este periodo "vida en la estantería", y el hecho de que sea tan largo se debe a variadas razones. La principal, según explica Benoît Fontaine, del Museo Nacional de Historia Natural de París, a la agencia SINC es que en ocasiones son especies raras de las que se obtiene un solo ejemplar y los taxonomistas deben esperar a tener más especímenes antes de describir la especie. Fontaine además señala que para reducir la duración de esta "vida en la estantería", se requerirían avances metodológicos en la descripción de especies y haría falta formar a más taxonomistas.

Estos largos periodos que las especies pasan sin ser identificadas también pueden provocar que esta se extinga antes de que la comunidad científica sepa de su existencia y que la identificación sea posterior a esta extinción. Por eso se necesita tomar conciencia de la importancia de la taxonomía, la descripción de la biodiversidad desconocida. Fontaine añade que es un asunto urgente, ya que permite estudiar, conocer y disfrutar de la biodiversidad de nuestro planeta.

El estudio se basó en una muestra de 600 especies descritas en el año 2007, y los datos revelaron que esas especies tenían un periodo medio de "vida en la estantería" de 20,7 años. Las plantas y los peces fueron los grupos en los que se observó un periodo más largo, por encima de los 30 años.

La especie que aparece en el estudio con un mayor periodo de "vida en la estantería" es Tropidolaemus laticinctus, una víbora de Indonesia con una compleja historia taxonómica cuya identificación se basó en cinco especímenes, uno de los cuales recogido en 1801. Otros casos de largas "vidas en la estantería" son el de un muerciélago descrito a partir de un individuo recogido en 1856 y donado a un museo de Filadelfia, un escarabajo de los Alpes italianos obtenido en 1912 o un ácaro descubierto entre las plumas de cacatúas recogidas en Papúa Nueva Guinea en 1900.

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