En tan sólo veintisiete años la Gran Barrera de Coral Australiana, declarada uno de los Patrimonios de la Humanidad de la Unesco en 1981, se ha degradado de una manera alarmante según un nuevo informe publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS) por expertos del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS), en Townsville.
La investigación señala que las causas de este devastador deterioro, dificilmente recuperable, varían entre el aumento constante de la temperatura de los océanos, las tormentas tropicales (las cuales son cada vez más intensas) y la colonización de una nueva especie invasiva de estrella de mar.
Esta estrella de mar, Acanthaster planci, es conocida también como corona de espinas y es responsable de la disminución de hasta el 42 por ciento de la población de corales total en toda la longitud del arrecife, ya que se alimenta de ellos. Es tal la influencia de este depredador que, si los investigadores logran parar el avance de esta especie, los corales podrían recuperarse a un ritmo del 0.89 por ciento al año aproximadamente.
Las tormentas tropicales son las responsables del 48 por ciento de la pérdida del coral, sobre todo en el centro y el sur del arrecife, y el aumento de las temperaturas de los océanos ha ocasionado la pérdida del protozoo unicelular esencial para los corales, las zooxantelas, que los dota de color, lo que ha producido su blanqueamiento en muchos individuos, responsable del 10 por ciento de la pérdida. Las zooxantelas son algas fotosintéticas que necesitan de la luz solar para llevar a cabo la fotosínteis y se encuentran en una simbiosis mutualista con los corales, de la cual ambos se benefician. El coral le provee a la zooxantela un ambiente seguro y nutrientes como dióxido de carbono, fósforo y nitrógeno, componentes de desecho de la respiración celular de este. A cambio, la zooxantela le da al coral productos fotosintéticos como oxígeno y moléculas orgánicas provenientes de la fijación del dióxido de carbono y aumentan su capacidad para depositar carbonato cálcico. Ante el estrés ocasionado por factores como el aumento de la temperatura, el coral expulsa a las zooxantelas, y así se produce su blanqueamiento y posterior muerte.
Obviamente no se pueden detener las tormentas tropicales, pero si se logra detener a las coronas de espinas se daría una gran oportunidad a la Gran Barrera de Coral para que se adaptara a los retos como el aumento de las temperaturas en los mares y la acidificación de los océanos debido al aumento de concentración de dióxido de carbono en las aguas.
El estudio también indica que la Gran Barrera necesita de 10 a 20 años para resuperarse; pero que, de mantenerse la tendencia actual, perdería de nuevo la mitad de su biodiversidad hacia 2022.
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